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lunes, 5 de octubre de 2009

octubre

Octubre. Precioso (y simbólico) mes para estar en Massachusetts.

En esta época, la extraordinaria variedad de árboles que alfombra el estado se transforma, cambia, muta… El intenso verde del verano deja paso a un cálido estallido de tonos tierra.

Un estallido de colores rojo, marrón, naranja y amarillo sugiere que el fuego del otoño está quemando, poco a poco, los recuerdos del verano, sumergiéndolos en el pasado para con ello dar paso a la nueva etapa invernal.


Se trata de una maravilla de la naturaleza con la que el Universo nos recuerda los necesarios procesos de transición y cambio por lo que periódicamente todos pasamos.


Observo los árboles del jardín a mi alrededor y siento que me hablan como si fueran mis hermanos, mis iguales.


Bueno, no “como si fueran”… es que siento que realmente son mis hermanos, son parte de mí y yo de ellos. Todos somos parte del mismo Universo, nacemos de la misma Fuente y compartimos la misma Energía. Estamos hechos de la misma materia y, por ello, pasamos por procesos similares… procesos más o menos simplificados, más o menos complicados, pero los mismos al fin y al cabo.



Ayer tuve una conversación con motivo de mi anterior blog y me he levantado pensando sobre el proceso de cambio que yo misma estoy viviendo desde hace un tiempo. Pensando sobre mi pasado, presente y futuro. Pensando en lo que supone el cierre de cada etapa. Pensando en dónde estoy ahora, qué siento y hacia dónde voy en comparación con otros momentos en los que pude o no sentir cosas parecidas y a dónde me llevaron; pensando en si lo que sentí entonces era real o no en comparación con lo que siento ahora.


La verdad, y desde lo más profundo de mi corazón… todo ha sido siempre real. Creo que los sentimientos (condicionados o no según las circunstancias y/o el estadio de evolución de cada uno) son siempre reales en el momento. Anteriormente pude amar intensamente en una relación y luego, tras finalizarla, darme cuenta de que eso no era lo que yo quería o creía. Pero el darme cuenta de que la relación no funcionaba finalmente para mí no significa que en su momento los sentimientos no fueran reales o que no era sincera en lo que decía. En su momento fue real, pero la evolución natural de las personas nos hace identificar, poco a poco y según las vivencias, conforme vamos conociéndonos a nosotros mismos, lo que queremos y de lo que no.


Es como, si durante una etapa de tu vida sólo puedes comer pescado, porque es lo único que conoces… Cuando tienes hambre y pescas un hermoso pez para alimentarte es un momento mágico y maravilloso. Disfrutas de cada segundo mientras comes… Pero luego, de repente, alguien te sirve Ternasco de Aragón (jiji). Alucinas… No sabías que eso podía existir pero lo pruebas y ¡te enganchas!... y decides que a partir de entonces, quieres comer ternasco toda la vida… No significa que no te encantara el pescado, no significa que no disfrutaras con él ni que los sentimientos de gratitud y amor hacia ese pececillo que te alimentó no fueran reales… Siempre estarán allí desde luego, pero evolucionas y algo cambia en tu interior que te hace apreciar las cosas de otra manera y decidirte por el nuevo majar que el Universo te ha puesto delante…

(Vaya ejemplo… no sé si me he explicado bien jaja).


Pero es que también ocurre algo así a la inversa.

Pude decir o sentir cosas en mi pasado que pueden parecer similares a las que siento ahora… pero no tienen nada que ver… absolutamente nada. Puede haber similitudes en la forma, pero no en el contenido. Porque el contenido varía, como he apuntado antes, en función de la evolución de la persona y del momento que está viviendo. Todo, absolutamente todo lo que sentimos o decimos está condicionado por nuestro pasado vivencial, por las situaciones de vida que hemos experimentado, por nuestros condicionantes latentes o superados… por lecciones aprendidas o no…


En este caso, aplicado a mi estrambótico ejemplo anterior… Pude decir que me encantaba el pescado y que el pescado era el mejor alimento del mundo… Y al conocer la existencia de un producto nuevo llamado “ternasco”, decir “oh dios mío, el ternasco es lo mejor que me ha pasado en la vida!”… en la forma pueden parecer sentencias similares. Puede que alguien me diga: “no sé si creerte ahora porque también me dijiste en su día que el pescado era lo mejor del mundo mundial!”…


No se trata de eso. Pescado y ternasco son incomparables, y lo que digo en un momento y otro también.


Y lo que me importa en estos momentos es lo que siento AHORA, lo que quiero AHORA, lo que necesito AHORA… con lo que conozco del mundo, con lo que llevo vivido, con lo que he aprendido, con mis condicionantes y patrones superados (aún sabiendo que tengo otros que estoy en proceso de transmutar), con mi experiencia en la mochila…

… y con lo que es Yuna hoy, un día cualquiera de octubre, rodeada de rojizos árboles en un estado perdido de los Estados Unidos, tratando de analizar con perspectiva su pasado, presente y futuro.


No sé qué pasará en un futuro ni a dónde me llevarán mis nuevas experiencias.


No sé si las cosas me saldrán bien o no.


No sé si lo que digo o siento ahora, dentro de un tiempo permanecerá inalterable, tendrá más fuerza o perderá el sentido…


…pero no quiero planteármelo porque pensar en el futuro es elucubrar.



No tengo miedo al futuro la verdad. Lo que tenga que ser, será… y si no, algo más habré aprendido.

Eso desde luego, porque estoy viviendo una experiencia nueva y preciosa, la cual, acabe o no como yo deseo ahora, está formando parte de mi evolución actual, está conformando lo que es una nueva Yunita…


Pase lo que pase, seguro que esta experiencia me hará cambiar y evolucionar de alguna manera… Estoy investigando otra parte del mundo que no conocía… y está siendo maravilloso… y absolutamente real.


Y quiero que esta experiencia dure toda la vida… pero eso (ya estoy muy experimentada en ese sentido)… no depende sólo de mí ni de mis deseos…


Sólo quiero confiar, vivir plenamente mi ahora y tratar de luchar por ésto… las necesidades de evolución y aprendizaje que se me designen harán el resto…